“¿Qué buscan? Vengan a ver” (Jn 1:35-39)

Juan el Bautista se encontraba con dos de sus discípulos y al ver pasar a Jesús les dijo “¡Aquí tienen al Cordero de Dios!”.  La razón de ser del Bautista era testificar sobre Jesús para que fuera revelado a Israel. El éxito de su ministerio era conducir a las personas a Jesús. “Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto siguieron a Jesús.  Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunto: ¿Qué buscan? (Jn 1:37-38) 

Jesús confronto a estos dos discípulos y también nos confronta a nosotros. Siempre es un buen momento para preguntarnos y pensar, ¿Qué es lo que buscamos de Jesús?  Jesús cuestiona a los que les siguen.  Más allá de nuestras primeras respuestas y motivos el Señor nos desafía “Vengan a ver” (Jn 1:39).

 “Vengan a ver” es la gran invitación de Jesús. Significa ser semejantes a Él, aprender, aceptar sus condiciones y experimentar poder (Mt 11:26-28). Nos desafía a profundizar nuestro compromiso y continuar un proceso de fe. No siempre buscamos a Jesús por motivos desinteresados pero Jesús nos quiere llevar más allá. Es camino e invitación. Es crecer en la calidad de la relación con El, con nuestro prójimo, permanecer en sus enseñanzas (Jn 8:31) y unirnos a su misión (Jn 20:21).  

 La única manera de conocerle es ir por dónde Jesús camina. Suele desacomodarnos para quitar nuestras ambiciones egoístas. Es directo y nos quiere llevar a pensar en los demás, trabajar a favor de la justicia, la misericordia y la paz. Nos invita a seguirle y busca una transformación en nosotros.

 Jesús nos desafía a ver donde se hospeda. Ellos le siguieron y “se quedaron con El” (Jn 1:39). Su casa es casa de oración para todas las naciones, para todas las etnias, hasta lo último de la tierra (Mc 11:17). Está caminando por cada rincón de esta tierra, no se queda quieto y “es imprevisible en sus exigencias”. “El no soporta nuestra tienda angosta, de siempre. La quiere diferente, mas espaciosa, más variada” [1] (Is 54:2-3).  

 Estar en el seguimiento de Jesús es un proceso que comienza y nunca acaba. Jesús cuestiona a los que les siguen. Su propósito es hacernos crecer y madurar. La invitación de Jesús es seguir para poder ver, y no ver para poder seguir. Implica creer y seguir creyendo. Muchas veces nos parecemos a Gedeón pidiendo determinadas garantías. La lección en esa historia fue la paciencia, misericordia y fidelidad de Dios a pesar de la falta de fe de su siervo (Jue 6:11-8:27). Nuestra historia puede ser parecida.

 Muchos quieren ver antes de comprometerse pero bienaventurados son los que creen sin ver porque luego verán (Jn 20:29). “Sin la seguridad de haber visto y entendido todo, estamos llamados a arriesgarnos y actuar en la confianza de que Dios será fiel a su carácter y promesas. Como dijo Pablo, estamos llamados a vivir no por vista, sino por fe (2 Co. 5:7)”[2]. A Dios le damos la gloria porque a pesar de nuestra flaqueza, dudas y temores; es su fidelidad la que actúa a favor de su propósito. Aprendemos y nosotros somos bendecidos en esto.

 Para los discípulos fue difícil llegar a un entendimiento pleno de quien era Jesús. En principio le reconocían como Rabí que significa Maestro (Jn 1:38) pero luego cuando Andrés va a buscar a su hermano Pedro le dice: “Hemos encontrado al Mesías”, es decir, el Cristo (Jn 1:41). “Su reconocimiento de Jesús como maestro se había convertido en una confesión de Jesús como Mesías. Aunque de manera incompleta, Andrés había comenzado a reconocer en Jesús la presencia del Espíritu de Dios trabajando en forma especial”[3].

 De la misma manera nosotros día a día tenemos la posibilidad de seguir creciendo y conocer más a Jesús. Cada día tenemos la posibilidad de caminar con El y responder a su llamado: “Vengan a ver”. Significa pasar tiempo con El. Nos ofrece la oportunidad de acercarnos y conocerle más profundamente. Esto cambia nuestra historia y cambia la historia.  

 A medida que seguimos a Jesús encontramos su amor y provisión. Su espíritu en nosotros nos da esperanza, aliento y coraje para estar en su misión. Sus milagros aparecen en medio del seguimiento. Su presencia nos aumenta la confianza y nos confirma que estamos en el camino correcto.

  “Aceptemos por tanto nuestro camino. Que es siempre un camino incomodo, lleno de dificultades y de sorpresas. Saber caminar a oscuras, saber correr el riesgo, saber gustar la aventura cristiana en todo su maravilloso dramatismo” [4]

 Preguntas para la reflexión: ¿Cuáles son nuestros sueños y proyectos? ¿En que deseamos invertir nuestra vida? 

¿Qué es lo que buscamos de Jesús? ¿Qué es lo que nos impulsa para seguir a Jesús?

 ¿Necesitamos ver para poder seguir? ¿Necesitamos ciertas garantías para avanzar? ¿Qué significa creer y seguir creyendo? ¿Qué pasa cuando no se presentan los milagros?

 ¿Cuáles son las áreas o aspectos de nuestra vida donde necesitamos seguir creciendo en fe y madurar? ¿Qué riesgos estoy dispuesto a enfrentar en la obediencia a Jesús?

 ¿Qué implicación práctica tiene para la vida de la iglesia estar en el seguimiento de Jesús y unirnos a su misión? 

 Carlos Scott, Misión Local y Global (GloCal), http://carlosaliciascott.blogspot.com.ar/ Teléfono: 54-11-4642-1036
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[1]Pronzato, Alessandro, La provocación de Dios, P.30, Ediciones Sígueme, Salamanca 1983

[2]Slade, Stan: Evangelio de Juan, Comentario Bíblico Iberoamericano, p .58, Ediciones Kairos 2006              

[3]Ibíd.,  p 59 ,  Evangelio de Juan, Comentario Bíblico Iberoamericano, Ediciones Kairos 2006                                                                         

[4]Pronzato, Alessandro, Evangelios Molestos, P.28, Ediciones Sígueme, Salamanca 1986