Salir sin saber donde ir

Salir sin saber donde ir fue la experiencia de Abraham. “Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que mas tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber donde iba… y habito en tiendas de campaña”[1].

Dios habla y manifiesta su deseo para su pueblo: “¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra![2] y “Yo te pongo ahora como luz para las naciones a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra”.[3] Surgen entonces algunas preguntas: ¿A quienes debo servir, dónde, haciendo que cosa y en que lugar?, ¿Cuál es el camino que debemos tomar y el medio para realizar su plan?, ¿Cuál es el destino final entre tantas etnias y naciones?

Lo primero que podemos decir es que Jesucristo se define como el camino: “Yo soy el camino”[4]. Implica que somos llamados a movernos siguiendo sus pasos y ejemplo[5]. Es aprender a caminar en el Espíritu y estar decididos a partir porque el encuentro con El esta en otro lado. Jesús nos desafía y nos dice: “Vengan a ver”[6]. Puede haber incertidumbre, temores y dudas. Son los riesgos del viaje y muchas veces la planificación o agenda establecida no funciona. La Fe es la única guía y Jesús quiere que nuestra confianza crezca como consecuencia de seguirle.

Se trata de una Fe difícil porque Dios muchas veces nos sacude, nos moviliza, hay que partir y no conocemos el camino. Es una Fe difícil porque debemos considerar fiel al que nos ha hecho la promesa[7] y es una Fe difícil porque Dios nos pone a prueba[8]. No se trata de una Fe fácil. La Fe barata o fácil es cuando nos quedamos con una teología que no incomoda, que esta domesticada y es complaciente. Una teología que apela a nuestro egoísmo y vanidad no conduce al seguimiento de Jesús. La Fe cara y difícil se coloca en una posición de riesgo. El final del camino para el Señor fue la Cruz. El nuestro podría ser algo parecido porque somos llamados a ser testigos hasta lo último de la tierra.

 En este viaje la seguridad no cuenta. Es habitar en carpas de campaña y no podemos conciliar la Fe con el confort del viaje y la organización previa. Hay que ponerse a caminar, mover la carpa y estar en contacto con otras personas. Implica que no hemos llegado a nuestro destino final y que no somos propietarios de algún lugar en especial. Estamos en progreso y hay que avanzar. Es buscar un nuevo horizonte y llevar el mensaje del evangelio que transforma toda la existencia humana. Dios mueve a su pueblo de un lado a otro porque quiere que su Reino se extienda[9]. La misión es de todos lados a todas partes. Tenemos como desafío un camino que hay que descubrir. Es tener un espíritu nómada que va en contra de la mentalidad de gueto. El Reino de Dios quiere alcanzar territorios inexplorados por lo tanto Dios nos espera en otra parte. 

Es una Fe peligrosa porque te expone a la intemperie. Se aprende a vivir entre dificultades, demoras e incomodidad. Tampoco hay rebaja en el costo del billete. El seguimiento a Jesús implica elecciones y decisiones personales, coraje, sufrimientos, esperas. Esto es lo que le ocurrió a Abraham. Camina hacia la tierra prometida, la recorre, se encuentra ahí en situación de extranjero, vive bajo tiendas y cada día tiene que partir. Solo se puede fiar de una voz, palabra y promesa[10]. No puede ser guiado por su inteligencia, sentimiento e intuición.

Esto nos pone de cara a tomar la visión que se viene desarrollando en toda la palabra de Dios: “Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. Porque a derecha y a izquierda te extenderás…”[11] Se nos alienta a tener una teología práctica y se nos habla de ensanchar la carpa, reforzar las estacas y extendernos porque Dios no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan[12]. La misión la tendremos que entender enfáticamente como “bendición a todas las etnias”

La Fe es aventura y riesgo porque se nos llama a creer. Es fiarse y confiar en otra persona que conoce el camino. “Creer quiere decir simplemente que otro conoce el camino y sabe donde esperarnos”[13]. Jesús no entrega un manual con una solución ante cada circunstancia de la vida. Hay que caminar, aceptar el riesgo, el futuro, la esperanza, el sueño y habitar en tiendas. No debemos retrasarnos cuando hablamos de la misión. “El riesgo fundamental es siempre el de los pasos, no el de las discusiones” [14]

Lo interesante en todo esto es que Jesús no se queda detenido y seguirá caminando. Si pasó por nuestra casa, aldea, pueblo o ciudad tenemos que saber que seguirle es andar tras sus pisadas. El Señor nos espera en otra parte[15]. El camino lo encontraremos fuera de la carpa y la casa. Hay éxodo, peregrinación y recorrido[16]. Se nos alienta a no perder la confianza, a seguir perseverando porque “mi justo vivirá por la Fe y si se vuelve atrás no será de mi agrado”.[17]

Preguntas para la reflexión y trabajo grupal: ¿Cómo esta nuestra fe? ¿Es riesgo o tiene la marca de la seguridad? , ¿Le exigimos a Dios que nos muestre el camino y nos tenga informado de todos los detalles a costa de no estar dispuesto a caminar? ¿Estás todavía decidido a partir?

Carlos y Alicia Scott, Misión Local y Global (GloCal), Tinogasta 5684, (1408) Ciudad Autónoma Buenos  Aires (CABA), Argentina, Teléfono: 54-11-4642-1036, E-mail: [email protected], [email protected] ,Blog: http://misionglocal.blogspot.com/  http://carlosaliciascott.blogspot.com.ar/  English Blog: http://glocalmission.blogspot.com/  

[1]Hebreos 11:8-9

[2]Génesis 12:3b

[3]Isaías 49:6b

[4]San Juan 14:6

[5]1 Pedro 2:21

[6]San Juan 1:39

[7]Hebreos 11:11

[8]Hebreos 11:17-19

[9]Hechos 11:19-21

[10]Génesis 12:2-3, Salmo 118:105, Génesis 17:1, Génesis 22:18

[11]Isaías 54:2-3

[12]2 Pedro 3:9b

[13]Alessandro Pronzato, La seducción de Dios, Ed. Sígueme, Pág. 22, Salamanca 1983

[14]Alessandro Pronzato, Palabra de Dios, Ciclo B, Ed. Sígueme, Pág. 192, Salamanca 2007

[15]Evangelio San Marcos 1:35-39

[16]Hebreos 11:13-16

[17]Hebreos 10:35-39