Pobreza y Riqueza – Vias Estratégicas para el Cambio Social

POBREZA Y RIQUEZA

VIAS ESTRATEGICAS PARA EL CAMBIO SOCIAL[1]

H. Fernando Bullon – Costa Rica

 

Acción y cambio son los dos conceptos que más han ocupado y preocupado a los teóricos del trabajo social. Pero para cambiar o transformar la realidad es necesario convenir que es preciso conocer la dirección que se quiere seguir, y a donde se desea llegar. Y es necesario también algo más: contar con un planteamiento teórico que configure o de sentido a la práctica. En realidad, a todo reto o circunstancia ha de hacérsele frente tomando en cuenta los dos aspectos inseparables de teoría y práctica; éstas no son dimensiones en litigio o contrapuestas, sino que se nutren mutuamente.

El método o procedimiento seguido para la acción, ante todo, es una concepción intelectual que orienta un conjunto de operaciones. No hay método sin enfoque teórico que le sirva de soporte y dirección. Los métodos utilizables en el trabajo social serán unos u otros, según sea el objeto sobre el que se ha de intervenir, o realidad que se desea transformar., siendo necesario agenciarse con los instrumentos más apropiados.

 

Dada la multiplicidad de situaciones – ámbitos diversos, enfoques y valoraciones éticas, gravedad de la situación a intervenir, posibles consecuencias, etc – hay la necesidad de que la intervención social amplíe los horizontes epistemológicos y metodológicos, ya que a veces se actúa de manera tradicional, por inercia,  y repetitivamente. Con harta frecuencia se asume un sólo tipo de proceder o un método preferido, el cual podría no ser el mejor o el único para la acción transformacional deseada. Para evitar esta postura monovalente y reduccionista, se necesita una actitud de apertura, en búsqueda de la mejor combinación  de enfoques y métodos lo que se debe perseguir en la intervención social realmente transformadora. Este cambio de perspectiva es urgente en el actual medio eclesial protestante, sin por ello tener que perder los rasgos de la identidad cristiana, o caer en exacerbaciones y deformaciones; pero tampoco en apocamientos o acciones intrascendentes. Recurrir a un más amplio espectro de posiciones dentro de la propia reflexión protestante, y a la luz de consideraciones históricas respecto al cambio social en general.

 

Es típico en la literatura evangélica, cuando del tema de instrumental operativo se habla, el referirse casi exclusivamente al trabajo comunitario. Indudablemente, es un enfoque fundamental, ya que se busca que la labor de las iglesias locales sea desarrollada en primera instancia en sus propias comunidades, por el nivel relacional natural que se tiene con ella. La Iglesia Universal se evidencia de manera concreta y encarnacional a través de las iglesias locales. Sin embargo, la acción cristiana en el mundo, debe tomar en cuenta lo supra-comunal, lo nacional, lo internacional y de carácter mundial. Le compete y tiene responsabilidades al respecto. Pero dado a que no hay una reflexión consistente sobre lo supra-local(a veces no se supera el nivel individual o personal de responsabilidad social); entonces y como consecuencia, no se ha dado espacio a lo instrumental-operativo de una acción coherente y sistemática para aquellos  niveles más inclusivos y globales. En efecto, las obras o manuales producidos, no hacen referencia a ciertas dimensiones estratégicas, que de acuerdo a la experiencia histórica, han sido determinantes para la generación de cambios sociales de significación. Nos referimos principalmente a la reforma vía la participación política, a la no cooperación estratégica en caso de resistencia, o a las llamadas revoluciones sociales pues otras alternativas no son la respuesta apropiada[2]. Por tanto, es necesario abordar reflexiones de carácter estratégico sobre lo más familiar – iglesia local y paraeclesiásticas de servicio – como también sobre lo menos familiar en el ámbito de las iglesias evangélicas pero que es un derrotero que se debe comenzar a considerar más seria y sistemáticamente, y de vital importancia para una contribución de alcance más global  en las transformaciones sociales requeridas.

 

El trabajo comunitario en su diversidad de acciones y avenidas puede ser lo apropiado en determinadas circunstancias, pero en otros casos un logro consistente será posible sólo vía la acción política (de nivel comunal,  regional o nacional). O puede ser que, de acuerdo a la experiencia histórica, dadas las situaciones políticas del país, la mejor alternativa pueda ser la resistencia pacífica por la no-cooperación con ciertas exigencias estatales vinculadas a algún tipo de legislación. O puede ser la resistencia y el uso de medios de fuerza, no necesariamente violentos, para cambiar las circunstancias. Y en última instancia, podría darse una situación que muy a pesar de una visión cristiana ideal pacífica, implicarán ciertas acciones con riesgo de pérdida de vidas, y que en la ardua discusión ética, implican el mal menor y el mejor beneficio para todos. ¿Qué camino seguir? ¿Qué aproximación estratégica? Depende de la lectura de la situación, y de una sólida formación bíblica, teológica, ética, e histórica.

 

Se requiere un trabajo que asuma el análisis de la sociedad y la intervención para el cambio de manera orgánica y sistemática. Trabajo desde la base eclesial a la comunidad en necesidad de reafirmación y  redimensionamiento. Trabajo a través de ONGs o ACDs que requiere encontrar adecuada relación con las bases eclesiales y que necesita constantemente autoevaluar su gestión para no caer en vicios típicos e ineficacias achacados a los sectores públicos. Pero trabajo de la iglesia en diáspora, en ejercicio pleno del sacerdocio universal y mandato cultural encargados, asumiendo ampliamente la sociedad y la cultura. Reconociendo la importancia de la esfera política como vía para la reforma social de beneficio para la nación, especialmente para los más necesitados. Pero reconociendo a la vez los límites y dificultades de ésta, y la necesidad de las alternativas proféticas que constantemente reaparecen en la historia, de denuncia, de oposición a regímenes, de desobediencia civil y no cooperación con ellos, debido a la negación de valores que su ejercicio representa, y pensando que el sistema de derecho puede tener su oportunidad para corregir sus propias desorientaciones. Pero aún más, las posibilidades del acto de fuerza revolucionario, como alternativa a situaciones incambiables por medios más comunes, y en esperanza de un cambio duradero y de mayor significación, en pro de la presente y futuras generaciones. Reconociendo que la gracia de Dios también opera de esta manera en la historia, con”brazo extendido”  y liberador para cambiar situaciones de muerte y opresión., y para proveer situaciones nuevas de vida y libertad

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Por dimensión estratégica queremos dar a entender – dado el carácter de la problemática bajo análisis y de acuerdo a la teoría interpretativa manejada para ello- el tipo de abordaje que debe hacerse para confrontarla en vistas a su solución y la real transformación de la situación. Hablar de estrategias es  referirse a principios de acción clave, más que al menudeo de procedimientos y técnicas; grandes lineamientos más que un sumario de metodologías y detalles.

[2] En sí, éste tipo de aproximaciones son discutidos en el campo de la ética social, más como temas polémicos a nivel teórico, pero no aparece en la literatura de carácter más operativo y que tiene que ver con la transformación social ycultural.