«Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora» Filipenses 1:3-4
Hacia finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte se comienza a ver la importancia de la unidad de la iglesia en relación a la misión. Este paso significativo implico la realización de la conferencia mundial de Edimburgo en 1910. Anteriormente se entendía la unidad en términos de consenso doctrinal y debate teológico. El resultado fue dejar al mundo fuera del foco de la acción de la iglesia. Fue a partir de Edimburgo 1910 que se relaciono la unidad con la misión como una puerta abierta hacia el mundo.
En las décadas siguientes la palabra ecuméncio fue usada para «describir todo lo que abarca toda la tarea de toda la Iglesia de llevar el evangelio a todo el mundo». La conclusión para comienzos de los años sesenta fue: «la unidad y la misión se pertenecen mutuamente. El redescubrimiento de la naturaleza esencialmente misionera de la Iglesia no podía sino llevar al descubrimiento de que la misión cristiana sólo puede llamarse realmente cristiana si es llevada a cabo por una sola Iglesia, la una y sola Iglesia de Cristo. El documento Misión y evangelización (CMI Consejo Mundial Iglesias, 1982) refleja el mismo ambiente. Afirma de manera decisiva la centralidad de la Iglesia en la economía divina; la unidad de la Iglesia se percibe como algo indispensable, no solamente, pero sí también por causa de la «misión en los seis continentes»[1]
– Un modelo a seguir
«Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al modelo que les hemos dado» Filipenses 3.17.
Hablar sobre la comunión, solidaridad y cooperación global (partnership) levanta algunas preguntas que debemos contestar: ¿Cómo construir mejor el puente misionero de cooperación? ¿Debemos replantear nuestro entendimiento misional para mejorar nuestro diálogo misionero?
La misión en unidad y la unidad en la misión implica aceptarnos unos a otros a pesar de nuestras diferencias. «El paradigma moderno, sugería que la alternativa era entre diversidad sin unidad o unidad sin diversidad; el paradigma posmoderno se manifiesta como una unidad que preserva la diversidad y una diversidad que se esfuerza para lograr la unidad. Las divergencias no son motivo de remordimiento sino parte del esfuerzo dentro de la Iglesia por llegar a ser lo que Dios quiere que sea… En medio de toda la diversidad, sin embargo, hay un eje: Cristo Jesús… escuchar la palabra de Dios y escucharnos los unos a los otros van juntos; sólo podemos tener lo primero si estamos igualmente preparados para tener lo segundo»[2].
Cristo es la verdadera señal de unidad y desde su principio, el Señor nos ha desafiado al trabajo en equipo. Jose Miguez Bonino nos recuerda que «la misión puede ser el principio material de nuestra unidad». La cooperación en la tarea práctica de la misión es el primer paso hacia una unidad más profunda.
Para que exista la cooperación se necesita haber cumplido con un nivel de confianza que es muy difícil de edificar cuando alguien se muestra autosuficiente. La belleza de la encarnación es que Jesucristo siendo por naturaleza Dios se «rebajó» voluntariamente para estar entre nosotros.
En principio, la respuesta que tenemos es que debemos relacionarnos. El problema surge cuando despreciamos la relación de unos c on los otros. Debemos tener unanimidad con los planes del Padre. Esta unanimidad con Él nos habla de un mismo sentir y parecer (Filipenses 2.1-11). Nos habla de perdonarnos, de humillarnos, de entender y comprender nuestras diferentes culturas y ayudarnos mutuamente.
No hay nadie superior, ni nadie inferior. Significa también que debemos construir mejor nuestro puente de comunicación. Una relación cara a cara. Esta relación mata al correo electrónico. Nuestro problema es que muchas veces despreciamos la relación cara a cara. Como siervos, nuestra presencia, nuestro compromiso, nuestra flexibilidad y cooperación son indispensables. Debemos enriquecer el diálogo entre todo el cuerpo de Cristo: la iglesia global. No hay Norte o Sur, Este u Oeste, lo que hay es «un solo cuerpo». Cuando servimos en medio de la cooperación podemos decir como el apóstol dijo de Epafrodito: «Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado» (Filipenses 4.18).
-Alcance del Desafío
«Finalmente, tenemos que confesar que la pérdida de la unidad eclesial no es sólo una molestia sino un pecado. La unidad no es una opción superflua. Es, en Cristo, ya un hecho, algo dado. Al mismo tiempo es un mandamiento: «¡Sean uno!» Estamos llamados a ser uno como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno y nunca debemos cansarnos de esforzarnos hasta el día cuando los cristianos en todo lugar puedan juntarse para compartir el solo Pan y la sola Copa»[3]
“El hecho que podamos decidir juntos hacer misión será una señal de la derrota de Satanás, evidencia de la unidad y de la cooperación global. El hecho de que lo hagamos juntos con nuestras diferencias de culturas, de riqueza, de trasfondo; requerirá la ayuda del Espíritu Santo y una disponibilidad de sacrificar lo nuestro para el bien de su misión. Somos de diferentes países desafiados a ser ciudadanos del cielo (Filipenses 3.20); se nos recuerda que tenemos un futuro en común y una misma identidad”. [4]
Desarrollemos una mayor y real comprensión de la unidad del pueblo de Dios, una mayor participación en el movimiento misionero mundial, compartiendo los desafíos globales en una acción integral del evangelio; una sincera búsqueda de modelos cooperativos; y entender a la misión como un proceso que involucra a toda la iglesia.
La presente condición del mundo está marcada por el sufrimiento (Romanos 8.19-22). Nosotros ahora estamos siendo llamados a participar de sus padecimientos (Filipenses 1.29, Filipenses 3.10, Colosenses 1.24, 1Pedro 4.12-19). Crezcamos en el testimonio basado en la unidad en Cristo, llamando a todos a participar en la misión de Dios.
Carlos Scott – Misión GloCal, Tinogasta 5684
(1408) Ciudad Autónoma Buenos Aires (CABA)
Argentina, Teléfono: 54-11-4642-1036
E-mail: [email protected], Blog: http://misionglocal.blogspot.com/, English Blog: http://glocalmission.blogspot.com/
[1]Bosch, David Jacobus: Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, p. 560 y 475
[2]Bosch, David Jacobus: Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, pp 566-567
[3]Bosch, David Jacobus: Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, P. 569
[4]Davies, Pablo: Ponencia sobre Partnership y el Dinero, 2001, Buenos Aires, Argentina.