La identidad de Jesús puede ser conflictiva. ¿Por qué algunos se escandalizaban de Jesús?
Jesús aparece enseñando en la Sinagoga de Nazaret. “Se levantó para hacer la lectura, y le entregaron el libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde está escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año favorable del Señor…” y el comenzó a hablarles: “Hoy se cumple está escritura en presencia de ustedes” “Todos dieron su aprobación por las hermosas palabras que salían de su boca…” (Lc 4:16-22). Pero el relato termina que “Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron” (Lc 4:28). ¿Qué fue lo que pasó? Entre medio de la admiración y la furia posterior les contó dos historias. Historias que tenían que ver sobre el propósito de Dios para todos los pueblos y etnias.
Les recordó que “en tiempos de Elías, cuando el cielo se cerro por tres años y medio, de manera que hubo una gran hambre en toda la tierra, muchas viudas vivían en Israel. Sin embargo, no fue enviado a las viudas de Israel sino a una viuda en Sarepta en los alrededores de Sidón y seguidamente les comparte que “había en Israel muchos enfermos de lepra en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán el sirio” (Lc. 4:25-27). Jesús tiene una visión clara y un corazón abierto para todas las personas, para todos los pueblos y todas las etnias. Jesús los confronta con su etnocentrismo, egoísmo y falta de amor. El evangelio cuestiona nuestros valores en lo que respecta a nuestras relaciones sociales con las personas y todos los pueblos. Muchos se escandalizaban de Jesús porque no podían aceptar un amor demasiado amplio.
Por otro lado sus contemporáneos de Nazaret se preguntaban “¿Cómo se explican estos milagros que vienen de su mano?” (Mc 6:2) y no podían concebir que un carpintero, “el hijo de María” llegara a realizar milagros (Mc 6:2-3) “Llamar a un hombre hijo de su madre, aun cuando el padre hubiese fallecido, era considerado un insulto (Jue 11:1)” Parece que la gente de esa comunidad no podía concebir el origen humilde de Jesús. Un Jesús que es artesano y está lejos del prestigio y el poder. En Nazaret no pudo hacer ningún milagro “y el se quedó asombrado por la incredulidad de ellos” (Mc 6:5-6). Solamente sanó a unos pocos enfermos al imponerle las manos. “El ministerio de sanidad tiene que ser muy superficial donde hay incredulidad,… incapaz de enfrentar los problemas álgidos que sufren las personas en nuestra sociedad” y el mundo.
El evangelio de Juan es revelador cuando nos dice “El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no le reconoció” (Jn 1:10) Jesús no llego a esta tierra en helicóptero, tampoco en un jet privado, no anduvo con un traje de seda blanco respaldado por las grandes firmas comerciales y tampoco caminaba a 10 metros de altura haciendo alarde de su poder. La identidad de Jesús es conflictiva para muchos. Corremos el riesgo de olvidarnos del “Jesús carpintero, el otro lado del Jesús Hijo de Dios” . Dios en la persona de Jesucristo se hace hombre, elige la periferia, una provincia pobre, un hogar humilde y camina por las aldeas y pueblos sirviendo a la gente. Jesús no uso su divinidad para hacer ostentación de su poder (Fil. 2:5-8). El evangelio nos sorprende cuando dice que el mundo no le reconoció, porque a Jesús solo se lo puede ver con los ojos de la Fe.
Jesús sigue caminando por los pueblos y etnias del mundo. El mensaje de los evangelios es que los seguidores de Jesús tenemos la misma misión y el mismo destino. Es de alcance universal e integral. Jesús es nuestro camino y el buen pastor que da su vida por las ovejas. Es la puerta abierta que nos invita a movernos con entera libertad y hallar pastos. Es nuestra luz y la vida en abundancia. Nos abraza supliendo la necesidad en medio de la tarea misionera porque Él tiene toda la autoridad sobre el cielo y la tierra. Es la verdad, nuestra paz y promete estar con nosotros todos los días hasta el fin.
Jesús pregunta “¿Qué buscan?” Y nos invita: “Vengan a ver” (Jn 1:38-39). Nuestra alegría es llegar a ser como él.
Preguntas para la reflexión:
¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué implica estar en el seguimiento de Jesucristo?
¿Solemos tener un amor amplio para todos? ¿Cuál es el verdadero escándalo? ¿Cómo debería ser nuestro modelo o estilo de servicio?
¿Cómo encarnamos el evangelio? ¿Cuál es nuestra herencia y destino? ¿Qué es lo que buscamos de Jesús?
Carlos Scott - Misión Local y Global (GloCal)
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