EVANGELISMO Y SUBCULTURAS JUVENILES

EVANGELISMO Y SUBCULTURAS JUVENILES

Comprensiones y estrategias para el evangelismo de ciudades multiculturales.

Lianggi Espinoza Ramírez; Timothy Ost Villarreal

[email protected]; [email protected]

Chile – México.

 

Resumen: Considerando los puntos del Tratado de Lausana que se refieren a la naturaleza, la cooperación en, el compañerismo, la urgencia y las variables culturales de la evangelización, desarrollamos una manera de entender el evangelismo dirigido a las culturas urbanas. Proponemos alternativas para la evangelización de las
culturas juveniles.

Palabras claves: Multiculturalidad, evangelismo transcultural, iglesias urbanas.

INTRODUCCIÓN: CIUDADES MULTICULTURALES

En términos macros, las ciudades conforman culturas. Sin embargo, a nivel micro coexisten diferentes culturas: ambientalistas, socialistas, capitalistas, anarquistas, liberales, conservadores, dueñas de casa, trabajadores, subculturas urbanas, ciudadanos, etc. Todas viven en el mismo espacio geográfico, las ciudades son multiculturales. La globalización, además de estandarizar, produce cada vez la aparición de diversos movimientos a los que los jóvenes se adhieren buscando pertenencia e identificación. ¿Qué rol juega hoy la Iglesia dentro de este fenómeno social?

Los análisis culturales concluyen que la Iglesia es una subcultura más (Hooft, 2009). En muchos casos, ésta impone particulares tipos de vestimenta, música, lenguaje e ideología para poder pertenecer o acercarse a ella. Esta situación genera un problema: varias subculturas juveniles son culturas que existen en resistencia a la subcultura Iglesia. Esta resistencia obedece a un fenómeno de violencia. La violencia simbólica (Soto, 2010) es la imposición de significados que produce exclusión. Muchas iglesias, al asumir como válida cierta manera de entender al mundo, excluyen a culturas de la ciudad de entender y vivir la vida que les ofrece Jesucristo.

Al analizar diversos folletos de evangelismo que se utilizan o venden en librerías cristianas, o los discursos utilizados para llevar el plan de salvación a las ciudades, identificamos este fenómeno de violencia simbólica. Se impone una manera de entender el mensaje de Jesús, la de la subcultura cristiana, en el lenguaje, símbolos e ideologías. La ciudad es multicultural, coexisten en ella una diversidad de maneras de ver al mundo, y Jesús tiene una respuesta para cada una de ellas desde sus realidades específicas.

Los adolescentes son los que más se adhieren a las diversas subculturas juveniles, pues en esta edad definen su identidad. La identidad siempre es precedida por la identificación. Antes de construir su identidad en una cultura Juvenil, el joven se siente identificado a ésta. ¿Logra la Iglesia de hoy que los jóvenes de la ciudad se identifiquen con ellas? No. Nuestras indagaciones muestran que muchos jóvenes ven a la Iglesia como una institución legalista, autoritaria y juzgadora, como un sistema que inhibe sus deseos de ser ellos mismos. Muchas culturas juveniles se mantienen en resistencia a la cultura dominante (incluyendo aquí a la Iglesia), denunciando la hipocresía, el egoísmo y la avaricia. Jesús hizo lo mismo, pero estos jóvenes no se identifican con la Iglesia.

2. MENTALIDAD MISIONERA PARA LA CIUDAD

La ciudad es multicultural, y la Iglesia no puede ser una cultura que se imponga, una violencia simbólica a las culturas de la ciudad para acercarse a Jesús. La Iglesia debe ser un espacio inclusivo e incluyente, en el que los jóvenes de la ciudad encuentren identificación, para que de esta manera puedan construir su identidad con los principios de Jesús. ¿Cómo hacer para alcanzar a un mundo multicultural? La respuesta es teniendo una mentalidad misionera para la ciudad.

Las misiones han sido la herramienta fundamental de expansión del reino de Dios en el mundo en toda nuestra era. La conocida ventana 10-40 es una clasificación que identifica un espacio geográfico necesitado de la intervención misionera. Algunos la conocen como “el último desafío de la cosecha global”.  Aquí cabe la siguiente pregunta: ¿es que nuestras ciudades ya han sido alcanzadas para Jesús? En la mayor parte de los países Latinoamericanos, por ejemplo, el porcentaje de cristianos activos está por bajo del 10%. También nuestras ciudades están llenas de corrupción, injusticia, abuso y violencia. ¿Qué pensará Dios ante esta situación? Seguro que para Él nuestra labor de evangelización está recién comenzando.

Al considerar datos demográficos, socioeconómicos y culturales, nos daremos cuenta que hay un campo misionero necesitado muy cerca de nosotros, en el que muchos han sido excluidos de conocer la verdad por diversas barreras culturales y en el que existen distintos tipos de limitaciones y prohibiciones para comunicar a Jesús. De aquí la necesidad de mirar la gran comisión “hacia dentro” como se hace “hacia fuera”. Hoy iglesias locales invierten en capacitar y enviar a misioneros a otras culturas que necesitan de Jesús. De la misma manera, necesitamos invertir para capacitar y enviar a misioneros a las diversas culturas que coexisten en la ciudad. La ciudad es multicultural, y necesitamos una mentalidad misionera para alcanzarla.

¿Qué estrategia utilizar para la evangelización de las ciudades hoy? Al entender lo multicultural de la ciudad necesitamos utilizar los mismos métodos que se usan en otras culturas “de fuera”. Un evangelismo transcultural. Un misionero enviado a una cultura diferente no debe imponer su cultura, sino mimetizarse con la otra cultura para entender desde dentro sus lenguajes, símbolos e ideologías. Sólo así podrá valorar y amar la cultura, amar a las personas de la cultura, y saber la manera idónea para comunicar el evangelio y hacer discípulos en esa cultura. Los misioneros urbanos necesitan utilizar este método de evangelismo transcultural para alcanzar a las culturas de la ciudad.

Jesús hizo esto al despojarse de su naturaleza divina y hacerse como nosotros para alcanzarnos (Filipenses 2). Pablo lo hizo al predicarles a los atenienses (Hechos 17) y  explica en detalle esto, al decir que se hizo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles (1 corintios 9:19-23) El evangelismo transcultural está en la esencia del evangelismo bíblico. Y hoy es un método para alcanzar a todas las culturas de la ciudad que están siendo excluidas por barreras culturales de conocer en plenitud lo que Jesús tiene para ofrecerles. Con lo expresado hasta aquí podemos hacer el siguiente planteamiento:

El amor es la esencia del evangelismo y no podemos amar algo que no conocemos. Por esto, para un evangelismo efectivo en ciudades multiculturales, necesitamos aprender a entender como los otros ven al mundo, no para juzgarlos, sino para comprenderlos y amarlos.

A continuación desarrollaremos el cómo hacer esto, en perspectivas generales y estrategias especificas.

3. HACER LA IGLESIA FUERA DE LOS TEMPLOS

No podemos esperar a que los jóvenes vengan a nuestros eventos en los templos a conocer a Jesús, ya que, por diversas circunstancias, muchos de estos jamás entraran a un templo cristiano. Necesitamos salir a sus mundos para comunicarles a Jesús. Después que conozcan a Jesús, tampoco debemos aspirar a que regresen a los templos para vivir su vida cristiana  enajenados de su realidad. Si la meta es impactar las culturas de la ciudad, necesitamos llevar la iglesia a sus ambientes.

El evangelio, además de transformar vidas, tiene el poder para transformar culturas (Miller, 2001) Para lograr esto, la Iglesia debe pasar de ser una comunicadora de la verdad a convertirse en la genética de las culturas de la ciudad. ¿Qué hacer para que la Iglesia transforme las diversas culturas que coexisten en nuestras ciudades? Necesitamos salir de los templos para, en medio de las culturas de la ciudad, ser y hacer la Iglesia.

No podemos pensar al evangelismo desligado del discipulado. Nuestro llamado es el de hacer discípulos (Mateo 28), y no solamente ser comunicadores de un mensaje. ¿Se pueden hacer discípulos solamente saliendo a las calles a anunciar el mensaje de salvación? No. Necesitamos ir más allá, salir a la ciudad para conocer, amar genuinamente, vivir lo que ellos viven, sentir lo que ellos sienten, conocer su mundo y desde sus realidades comunicar a Jesús a través de nuestro estilo de vida y palabras (Espinoza, en prensa). Es decir, necesitamos proyectos de evangelismo urbano con visiones transculturales.

Hoy las campañas evangelísticas masivas ya no funcionan. Los cambios generacionales y culturales nos llevan a la necesidad de nuevos métodos para alcanzar a las culturas juveniles. Por estos cambios, hoy más que nunca necesitamos cristianos de tiempo completo fuera de los templos. Como Iglesia, necesitamos formar y enviar a misioneros urbanos para evangelizar a las culturas de la ciudad. Estos no podrán salir a la ciudad con la ideología y liturgias de los templos. Necesitarán una mentalidad transcultural, ser y hacer la iglesia desde las visiones y realidades de cada cultura, entendiendo el corazón de Dios para ella desde sus mundos y construyéndola desde las diversas maneras de ver que coexisten en la ciudad.

Si bien, esta estrategia contiene enormes posibilidades de afectar las culturas de la ciudad y de esta manera transformar las vidas de muchos jóvenes, a la vez es un desafío de proporciones. La práctica muestra las grandes dificultades de llevar esto a cabo, pero si buscamos afectar las culturas de la ciudad tendremos que buscar superarlas. Necesitamos para esto amar la ciudad como Jesús la ama y afrontar estos desafíos unidos como Iglesia.

4. PLAN ESTRATÉGICO PARA LA UNIDAD

Necesitamos una logística para desarrollar un evangelismo que haga que la Iglesia sea la genética de las culturas de la ciudad. Actualmente en Latinoamérica existen diversos esfuerzos de evangelismos masivos pero extemporáneos. Por eso necesitamos articular estos esfuerzos con nuevos proyectos colectivos, más pequeños pero constantes, que puedan desarrollar la tarea del evangelismo en conjunto con la del discipulado. Comenzando desde proyectos de evangelismo urbano, estos se pueden transformar progresivamente en iglesias urbanas, proyectos de evangelismo con una visión transcultural.

La unidad es una condición necesaria y fundamental para cualquier planteamiento evangelístico (Juan 17). Para levantar proyectos micros y constantes, que busquen la unidad en el cuerpo de Cristo y duren a largo plazo, necesitamos una estrategia que no construya “para el otro”, sino lo haga “desde el otro” (Freire, 1974). Si para levantar colectivos de evangelismo urbano entregamos un proyecto armado en manos de otro, tendremos pocas expectativas de que el proyecto funcione plenamente por falta de apropiación del mismo. Sin embargo, si los construimos desde los otros, el sentido de pertenencia al proyecto aumenta, dando enormes posibilidades de la permanencia del proyecto social. Además, permite que este proyecto sea más pertinente para su contexto sociocultural.

Esta metodología de trabajo implica una transformación social que se desarrolla uno a uno, mediante la articulación en redes coordinadas por organizaciones no denominacionales. No es un plan de evangelismo masivo. Jesús no pensó su plan de evangelismo mundial como un plan masivo en su comienzo, al contrario, comenzó a trabajar en colectivo. Esta es la estrategia, necesitamos esfuerzos a pequeña escala pero constantes en el tiempo que permitan formar integralmente a gentes que puedan a su vez ser y formar a otros para ser misioneros urbanos en la ciudad.

En Pro de la unidad, es deseable que estos grupos de evangelismo urbano se construyan con personas de distintas iglesias y denominaciones. Una estrategia efectiva para lograr esto es mediante proyectos impulsados por organizaciones no denominacionales. Al no existir un sentido de pertenencia, todos son abiertamente invitados a participar en proyectos comunes de evangelización.

¿Cómo articular este trabajo? Una estrategia es a través de la creación de redes de grupos de evangelismo urbano. Una red es una organización horizontal que busca el diálogo, crecimiento y difusión de ideas entre sus miembros. Permite un trabajo colaborativo al mismo tiempo de mantener la autonomía de los grupos participantes. A través de éstas los esfuerzos de evangelismo urbano se verán potenciados, podrán aprender unos de las experiencias de otros, lograr cooperación y mayor visibilidad en las ciudades. Al no concentrar el poder y la visibilidad en un grupo o individuo, logra la adherencia de muchos a ella. Sobre diversas metodologías sobre esto consultar (Adamovsky, 2006) Estas redes pueden impulsar la creación de nuevos grupos de evangelismo urbano en la ciudad.

SÍNTESIS Y CONCLUSIÓN

En el presente escrito nos hemos referido a que la ciudad es multicultural, en ella coexisten diferentes culturas. Por esto necesitamos como plan evangelístico una mentalidad misionera para la ciudad. Para que el evangelio impregne las culturas de la ciudad necesitamos sacar la Iglesia a la calle, a través de diversos proyectos de evangelismo urbano e iglesias urbanas que permitan el evangelismo y el discipulado. Para esto es necesario que como Iglesia capacitemos y enviemos misioneros urbanos a la ciudad. Estos proyectos servirán como puentes entre las iglesias locales y las culturas de al ciudad.

La UNIDAD debe ser el pilar fundamental de cualquier esfuerzo de evangelización. Para esto una estrategia es crear organizaciones en redes no denominacionales que permitan articular el trabajo de evangelismo entre diferentes iglesias de diferentes denominaciones. Es vital la vinculación de estos proyectos de evangelismo urbano con las iglesias locales, ya que éstas proveen dirección, sabiduría y cobertura, lo cual es necesario para que estos proyectos de evangelismo transcultural puedan sobrevivir en un mundo lleno de pecado. Si estos proyectos viven desvinculados de las Iglesias locales, se corre el riesgo que estos se debiliten y afecten la unidad en el Cuerpo de Cristo. Es imperativo trabajar en unidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Adamovsky, E. (2006) Problemas de la política autónoma. Argentina: Buenos Aires.

Espinoza, L. (en prensa). Iglesia a la calle, una predicación relevante para las culturas de la ciudad. Mexico: Distrito Federal.

Freire, P. (1974). Fundamentos revolucionarios de la pedagogía popular. Brasil: Sao Paulo.

Hooft, M. (2009). Tribus Urbanas, una guía para entender las subculturas juveniles de la actualidad. Editorial vida. Argentina: Buenos aires.

Miller, D. (2001). Discipling Nations, the power of truth to transform cultures. YWAM publishing. EEUU: Seattle.

Soto, D. (2010) El discurso matemático escolar y la exclusión. Una visión socioepistemológica. Tesis de maestría no publicada. México: Cinvestav.